
La Nueva Ruta de la Seda

Ferias comerciales de piedras
El monopolio de las “Tierras raras”

Las tierras raras son un conjunto de 17 minerales que, por sus propiedades naturales, tienen un papel clave en la fabricación de numerosos dispositivos electrónicos que van desde teléfonos celulares, computadores y electrodomésticos de alta gama.
En 2017, China produjo más del 80% de la oferta mundial. Lo mejor es que hace menos de 15 años, estos elementos químicos carecían de valor, pero hoy son una herramienta clave para la tecnología y el cuidado ambiental.
El interés de China en las tierras raras está ligado a sus ambiciones en el comercio global de energía limpia. Casi todos los productos de energía limpia, desde paneles solares hasta vehículos eléctricos, requieren minerales como el litio y el cobalto, ambos entran en la categoría de tierras raras.
Reconociendo la oportunidad de controlar un mercado grande, China ha reducido las exportaciones de tierras raras en un 30% y está invirtiendo fuertemente en el acceso a estos minerales, centrándose en metales como el litio, el cobalto, el níquel y el cobre, elementos esenciales en la producción de baterías.
La empresa minera China Molybdenum, anunció en 2016 que estaba comprando la mina Tenke en la República Democrática del Congo, esta es una de las mineras de cobre más grandes de África y posee importantes reservas de cobalto. A su vez Tianqi Lithium, una importante firma china, está comprando activos de litio en el exterior. La firma ya posee el 51 por ciento de la mina de litio de roca dura más grande del mundo en Greenbushes, Australia.
China es más que consciente de que tienen una gran arma entre las manos en la guerra comercial contra Estados Unidos, que depende en gran parte de las importaciones chinas de las tierras raras. Tan solo en 2018 el 90% de las importaciones de tierras raras en Estados Unidos provinieron de China. Si China decide cerrar el grifo de estos elementos, sería muy complicado para el país norteamericano obtener la producción necesaria de tierras raras, indispensables para la fabricación de productos tecnológicos.
Para evitar esto, Estados Unidos ha reabierto su única mina de tierras raras, la mina Mountain Pass, en el condado de San Bernardino, la cual se declaró en quiebra en 2016, pero en 2018 volvieron a abrirla, lo curioso es que mandan los minerales extraídos a China para su procesamiento. Australia también ha reabierto sus minas. Pero los expertos aseguran que las minas tardan entre 5 o 10 años en funcionar, por lo que el monopolio del país asiático va para largo.
Se espera que este mercado crezca a un ritmo del 20% anual hasta alcanzar los 90.000 millones de dólares en 2025, principalmente por la demanda de vehículos eléctricos y el inevitable cambio hacia energías más limpias y sustentables.