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¿Nacionalizar el litio?

Los yacimientos de Litio en México han despertado interés en la inversión extranjera que al parecer no podrá seguir participando en su explotación.
Era el año 2019 cuando se dio a conocer un tremendo yacimiento de litio en la sierra alta de Sonora, 243.8 millones de toneladas que le dieron el reconocimiento como el “yacimiento más grande del mundo”, el gran yacimiento se encuentra en Bacadéhuachi, Sonora, y la cantidad de litio se calculó incluyendo la materia arcillosa que le acompaña, misma que debe ser tratada para poder extraer el litio.
Y precisamente es en el tratamiento del litio que entraron los inversionistas a Sonora, y es que una cosa es tener y otro poder, México en su momento no podía atender los yacimientos del oro blanco así que se puso en marcha el proyecto Sonora Lithium, donde Bacanora Lithium, de Canadá, y Ganfeng Lithium, de China tienen como objetivo, la venta y extracción del metal.
El litio, es utilizado para fabricar cerámica y medicamentos antidepresivos, es un insumo básico de la industria nuclear y, sobre todo, se ha vuelto esencial en la producción de baterías de celular, computadoras, autos eléctricos y sistemas de almacenamiento de energía.
Se dice que dentro de 30 años el litio desarrollará la industria de los automóviles eléctricos, por lo que tenerlo podría cambiar las economías. Es un elemento súper abundante en la tierra, sin embargo, su explotación no es económicamente rentable en la mayoría de los casos. Por eso su explotación se da en pocos países.

En la nueva reforma eléctrica presentada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, se plantea nacionalizar el litio, y la creación de una Cámara Nacional del Litio, que vigile la explotación, licitaciones y descubrimientos de litio en el país, pues la tendencia en su uso para baterías apenas inicia y representa una oportunidad económica imperdible en un mundo que cada vez depende menos del petróleo.
Existe un enorme potencial por aprovechar en el litio mexicano, y esta es una oportunidad que, independientemente de reformas o empresas extranjeras, traerá beneficios económicos y ambientales al país.
La mala es que para el tipo de depósitos de litio que hay en territorio nacional no existe un proceso que sea económico para su aprovechamiento, para explotar y comercializar el litio que hay en el país se requiere de muchas etapas de separación y purificación para lograr la calidad requerida.
La propuesta de la nacionalización de litio deja abierta una pregunta apremiante: ¿Cómo se beneficiaría México de tener en su territorio el mayor yacimiento de litio que se conozca? Tal vez, la pregunta indicada no
sea cómo, sino quién.

