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Confinamientos y Economía China
Baja mortalidad COVID en China

El gigante asiático ha contenido el balance a menos de 5,000 víctimas mortales desde la detección del coronavirus a finales del 2019 en la ciudad de Wuhan.
China ha seguido una estrategia de COVID cero que se basa en precoces confinamientos cuando se detectan casos y test masivos para identificar a todos los infectados y aislarlos. Este método permite “limitar al máximo” el contagio y “evitar” una saturación de los recursos médicos que provocaría más decesos, estimó el epidemiólogo Wu Zunyou, una de las figuras de la lucha antiCOVID en China.
La baja mortalidad en el país asiático llama la atención de los expertos a nivel mundial. Sobre todo en esta nueva ola de contagios. Solamente 190 decesos por más de medio millón de personas contagiadas de la nueva ola de COVID-19 que registra Shanghái, la ciudad registra una tasa de mortalidad de 0.036%, es decir, 36 muertes por cada 100,000 infectados. La tasa es inferior a la que presentan países erigidos en ejemplo de la gestión de la pandemia como Nueva Zelanda.
Otra explicación puede ser el criterio muy estricto de clasificación de las muertes vinculadas de COVID-19. Según este criterio, las personas con patologías previas que se ven agravadas por el COVID no se incluyen en el balance oficial si mueren después de haberse curado del virus. En otros países, el recuento es más amplio. El Reino Unido, por ejemplo, incluye cómo víctima del virus a cualquier persona fallecida en los 28 días posteriores a dar positivo.
Pekín también sigue de cerca la situación en el territorio semiautónomo de Hong Kong, donde la pandemia se ha disparado con decenas de miles de contagios diarios y un alto nivel de mortalidad debido a la escasa vacunación de la población mayor.
Durante la mayor parte de los últimos dos años, la estrategia de “Cero COVID” de China fue vista como una forma drástica pero efectiva de mantener tasas de infección impresionantemente bajas. Esto no incentivo a los ciudadanos a vacunarse. Esa expectativa ha contribuido a una baja tasa de vacunación entre los ancianos chinos, muchos de los cuales temen que los efectos secundarios de la vacuna sean peores que los riesgos percibidos de la Covid-19. Alrededor del 40% de los chinos mayores de 80 años y casi el 20% de los que tienen entre 60 y 79 años no han recibido una sola dosis de ninguna vacuna.
Las bajas tasas de vacunación llevan a los científicos a creer que las cifras de mortalidad por COVID-19 en China estén maquilladas. Y proponen comparar el número de decesos por cualquier causa en China desde el 2020 y compararlo con los años precedentes a la pandemia, esto daría una visión más justa de la situación. Pero estas cifras no son públicas y solo fueron comunicadas en detalle a investigadores seleccionados.

